Conceptos y herramientas financieras

La Gestión del Financiamiento es una de las funciones mas importantes de la estructura empresarial, y es de vital importancia para lograr el crecimiento de una organización.

A toda estrategia productiva corresponde una estrategia financiera, la cual se traduce en el empleo de formas de financiación concretas.

La financiación consiste en la obtención de recursos o medios de pago, que se destinan a la adquisición de los bienes, insumos o de capital,  que la empresa necesita para lograr sus objetivos.

Así por ejemplo, existen empresas con una preferencia notable hacia el endeudamiento bancario, mientras otras optan por la autofinanciación o acuden a emisiones de acciones para conseguir fondos que financien su actividad.

En principio, las combinaciones posibles entre las distintas formas de financiación son múltiples, incluso para aquellos emprendimientos que tienen un acceso restringido a los mercados financieros, como es el caso de las pequeñas y medianas empresas (PYME).

Hay diversos métodos de financiación con los que las empresas de pequeño y mediano tamaño se pueden financiar en la actualidad. Este método puede estar agrupados en dos clases diferentes: el capital propio que cualquier empresa pueda disponer y por otro lado está todo aquel capital que debe ser pedido prestado a entidades financieras.

 

Los motivos que llevan a una empresa a pedir un plan de financiamiento externo

Las diferentes razones que pueden hacer que una empresa quiera pedir un crédito o préstamo suelen ser:

• La expansión de su empresa: en el momento en el que un negocio se queda pequeño y se quiere ampliar para ganar mercado, o el lanzamiento de nuevas líneas de producción y comercialización, muchas veces hay que recurrir al financiamiento externo. Normalmente con este tipo de financiación se busca adquirir nuevas herramientas que permitan ser más competitivo a la empresa en el mercado laboral, o la adquisición de insumos para el crecimiento de la producción, o bien, encarar un plan de marketing que permita el crecimiento comercial esperado.

• Insuficiente liquidez: cuando la falta de liquidez es la causa problemas en una empresa, los problemas económicos empiezan a aparecer, ya que es muy difícil salir de este ciclo vicioso si no se dispone de un pequeño empujón económico que te permita avanzar, mientras consigues los fondos necesarios para poder devolver toda la cantidad.

En cualquiera de los casos, cualquier negocio deberá realizar una buena investigación acerca de todos los aspectos económicos que vayan a acontecer en un futuro a corto plazo, debido que esto permite pedir a las entidades de crédito una cantidad de dinero acorde a las necesidades que puedan tener.

 

¿Por qué es bueno tomar un crédito?

Vale la pena detenernos un momento para analizar qué tan bueno puede ser y de paso revisar algunos puntos que debemos considerar, antes de responder a la pregunta.
Empecemos por no tenerle miedo a la deuda, ya que la deuda habla bien de nosotros, porque somos “sujeto de crédito, somos creíbles en nuestros comportamientos financieros”. En un punto que debemos ser cuidadosos, ya que debemos contar con un propósito definido, y además, no solicitar más de lo que podemos pagar, y esto sí es de mucho cuidado.

Hay empresarios y particulares, que quieren más dinero del que puede cancelar, ya sea porque vio una propiedad que le encantó, o porque desea comprar un auto muy caro o porque está sobre endeudado y busca bajar los pagos alargando los períodos.

De los 3 casos, el último es el más grave ya que la persona pudo haberse comprometido financieramente, mas alla de sus posibilidades de ingresos futuros, y  haber adquirido mucha deuda y luego está con serios problemas de liquidez para cubrir sus cancelaciones y gastos futuros.

La deuda no es mala en la medida que se toma con responsabilidad; lo malo de no tomar “responsabilidades financieras” es que no tienes disciplina y no sabes organizar recursos para pagar adecuadamente tus compromisos financieros.

Las entidades financieras son algo reacias a otorgar créditos cuando no hay una información histórica que indique el comportamiento de la persona.

Como empresario o particular, el tomar compromisos con entidades financieras (aumentar pasivos se dice técnicamente) es algo totalmente sano toda vez que tenemos claro tanto la razón de la deuda como que estamos comprometiendo ingresos a futuro.

La compra de un auto nuevo o usado, nos genera un cambio importante en la comodidad y dentro de nuestro medio social, pero también es una deuda que no nos genera retorno (excepto que arrendemos el vehículo y la cuota se “pague sola”).

Es diferente si pedimos un crédito para mejorar nuestra empresa, comprar nuevas maquinarias, o incrementar los stocks de insumos críticos, que son medios sobre los cuales nos basamos para poder crecer en nuestra actividad. Es fácil entender que, si tengo buenos implementos, durables y confiables en su calidad, puedo entregar un buen servicio que se verá reflejado en el precio que cobro y en la diferenciación con mi competencia.

El empresario debe decidir entonces hasta qué punto es capaz de solventar un crédito para comprar los activos necesarios que le permitan realizar bien su trabajo; dicho de otro modo, es saber proyectar los ingresos actuales y ver si estos cubren los valores de las cuotas que se deben cancelar por el préstamo solicitado.

A su vez, se entiende que al tener un mejor producto se podrá crecer comercialmente, lo que permitirá cancelar el valor de las cuotas.

Así pues, el crédito es una muy buena herramienta que entrega la posibilidad de comprar bienes o servicios que de otra manera demorarías mucho en adquirirlos. Los pagos puntuales permiten demostrar un historial sano que te ayudan a tener más probabilidades de otros financiamientos de mayor cuantía.

 

¿Cuándo no se debe tomar un crédito?

Dependiendo de algunas situaciones, no es conveniente pedir un préstamo para pagar otro, ya que hay temas de períodos y tasas que se deben considerar. Pero también puede ser una buena forma de liberar flujos (no estar tan apretado pagando cuotas caras); por eso es que esta fórmula se debe considerar con cuidado.

Tampoco es conveniente tomar créditos para los gastos de estructura de la empresa, o bien, para los gastos corrientes de los particulares.  Esto denota la incapacidad de generar ingresos genuinos por sus actividades comerciales, profesionales o laborales, y financiar los gastos fijos con préstamos, que incrementan el déficit financiero que motivo la obtención del préstamo

 

¿Cuánto dinero necesitas para tu proyecto?

Primeras condiciones para evaluar la viabilidad de tu idea de negocio:

  1. Capacidad de estimar los costos que vas a tener que asumir,
  2. Si tienes el dinero o vas a ser capaz de conseguirlo –y de devolverlo–
  3. Tener más o menos una idea de tus precios.

Empieza por analizar estos seis puntos: 

1. Qué gastos tendrá tu empresa.

2. Gastos iniciales.

3. Fecha en la que el negocio comenzará a tener ingresos.

4. Gastos de proveedores.

5. Finalidad del dinero.

6. Capacidad para devolver la financiación y en qué plazos.

 

Es muy fácil poner en un Excel que vas a cobrar desde el primer mes, pero no sabes cuál es tu estrategia de precios, cómo vas a llegar a los clientes, si vas a cobrar y/o pagar al contado, si venderás en cuenta corriente, o utilizaras medios electrónicos, etc.

Para que tus cálculos sean acertados, resulta vital plantear no sólo una política de gastos, sino analizar cómo va a impactar en nuestra política de ingresos.

Imagina una venta mayorista, ¿a cuántos clientes potenciales vas a visitar, etc.? 

Es importante saber qué tasa de conversión hay entre las acciones que hacemos y los clientes que conseguimos. Eso es lo más complicado. 

Al principio, cuando no tienes nada, hasta que no tienes las primeras ventas y no sabes por qué se han producido no vas a poder hacer simulaciones más o menos reales. Por eso son clave esos procesos de experimentación y tener ventas pronto y tener contacto rápido con el cliente para poder hacer simulaciones de ingresos más o menos reales.

Es importante en ese sentido tener ese colchón de tesorería de 3 o 4 meses. Tener en el mes 1 una estrategia comercial determinada y empezar a simular. 

Por ejemplo, si cada 10 visitas a clientes potenciales consigo una propuesta de venta: ¿cómo la vendería? ¿cuándo la serviría? ¿cuándo la cobraría? etc. y a partir de ahí simular distintos escenarios: ¿cuántas acciones pudo hacer más? ¿y si meto a una persona más? Pero siempre haciendo esas previsiones sin desviarse de los datos del sector.

Jugamos con diferentes escenarios: ¿qué pasa si no llega este mes y llega el siguiente? ¿qué pasa si vendes un 10% más o un 10% menos? Y juegas para conocer los riesgos que tiene ese cash flow que estás estimando.

En las empresas que tienen mucha incertidumbre en etapas iniciales, hay que analizar qué gastos vas a tener y qué colchón debes tener. Y a partir de ahí, con esos gastos, qué acciones vas a hacer, qué impactos van a tener en los ingresos y hay que simular qué pasaría si esos impactos no se producen o si se producen antes o después de lo previsto y de qué manera te va a afectar.

Y cuando empieces a tener las primeras ventas, corrige y ajusta, o sea, retroalimentación con la información obtenida:

 “estoy viendo que para conseguir una venta no necesito 10 visitas sino 20′ o ‘necesito que entre 100 personas a mi web para conseguir una venta’ o ‘cuando contrato 150 pesos de publicidad en tal sitio o red social, consigo un número de usuarios y la tasa de conversión es X”

A medida que conocemos nuestro negocio con profundidad, y que contamos con mejor información financiera, podemos ajustar nuestras necesidades crediticias, y lograr un rendimiento de los préstamos, que se ajuste con la rentabilidad de nuestra empresa.

 

¿Que conviene más, plazos largos o plazos cortos? 

Usa los préstamos que sean más a largo plazo para pagar menos cada mes, pero más en total. 

El plazo es el período de tiempo que tienes para pagar el préstamo.De nuevo, esto será diferente dependiendo del préstamo y tendrás que elegir un préstamo con un plazo que se ajuste a tus necesidades. Por lo general, con un plazo más largo tendrás que pagar un mayor interés durante la vigencia del préstamo, pero los pagos mensuales serán menores.

Por ejemplo, supongamos que tienes un préstamo de $20 000 para comprar un automóvil con un interés del 5%. El pago total sería:

  • Plazo de 24 meses: pagas $1058,27 de interés en total, pero solo $877,43 al mes.
  • Plazo de 30 meses: pagas $1317,63 de interés en total, pero solo $710,59 al mes.
  • Plazo de 36 meses: pagas $1579,02 de interés en total, pero solo $599,42 al mes.

 

Consejos

Al entender cómo calcular los pagos de los préstamos, tendrás las herramientas que necesitas para rechazar las ofertas que no solo no sean buenas, sino que no te favorezcan.

Si tienes un flujo de efectivo esporádico y analizas un préstamo que no te ofrece exactamente el costo más bajo, pero se aceptan pagos más bajos y menos frecuentes, es posible que sea una mejor opción obtener un préstamo con un plazo más largo, aunque el interés sea mayor a largo plazo.

Si tienes más ahorros de los que necesitas y te interesa obtener el producto con el menor costo para satisfacer tus necesidades, un préstamo con un plazo más corto y pagos más altos te cobrará menos intereses y podría ser el adecuado para tu actividad.

Por lo tanto, el plazo de los prestamos estará en relación al flujo de efectivo derivado de tu actividad.

En la medida que el resultado de tus negocios, te proporcione un flujo de ingresos más elevado, y el valor de las cuotas a cancelar del prestamos ya no representen un porcentaje elevado de tus excedentes, es el momento de pensar en un nuevo préstamo para tus nuevos proyectos.

 

Por Cr. Gustavo Nieszawski
15-4033-3929
gdnieszawski@hotmail.com
www.proyeccionempresaria.com

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